Aunque ha habido 21 “concilios ecuménicos” convocados hasta hoy en la historia de la iglesia, el de Trento (número 19), es el que ha tenido mayor impacto en varias formas. Para comenzar, es el que ha durado más, de 1545-1563. Duró a través del mandato de cinco papas: Paulo III, Julio III, Marcelo II, Paulo IV y Pío IV, y de dos emperadores (Carlos V y Fernando I). Este concilio comprendió 25 sesiones, emitió más reformas y decretos del dogma que ninguno anterior, y trazó la línea que seguiría la iglesia en los 400 años posteriores.

Usualmente, un concilio ecuménico involucra a obispos y otros asambleístas que representan a las iglesias de todo el mundo, por lo que no se puede emprender a la ligera o con frecuencia. Aunque siguieron otros dos concilios a raíz del de Trento, el de Vaticano I (1869-1870) duró menos de un año y nunca fue clausurado formalmente debido a un brote bélico. El más conocido Vaticano II (1962-1965) es el único concilio desde Trento que ha tenido un impacto significativo en la dirección de la iglesia.

Trent
UNA SESIÓN en el Concilio de Trento.

¿Por qué Trento tuvo tal impacto? Fue una oportuna respuesta a los retos derivados de la Reforma y
dio origen al movimiento conocido como Contrarreforma. Se reexaminaron la naturaleza
de la fe, la gracia, los sacramentos, el poder del papado y la educación del clero.

Pero el concilio también tuvo un escenario dramático: una histórica convocatoria masiva, aplazada varias veces debido a líos tanto internos como externos. Paulo III lo convocó, esperando poder responder a la Reforma de Lutero en cuestión de meses. A él se debe el mayor progreso de los 18 años en los primeros dos, al afirmar una “veneración equivalente” a las escrituras y a la tradición –contrario a la posición de Lutero de solo reverenciar las escrituras, y responder a las enseñanzas luteranas de la “justificación por la fe”. Paulo III también supervisó enseñanzas en la eficaz naturaleza de los sacramentos y la afirmación de siete de ellos –contrastando con la adherencia luterana a dos. El resto de la agenda se la dejó a sus sucesores.

Julio III contribuyó al afirmar otras enseñanzas en los sacramentos, especialmente la Real Presencia de Cristo en la Eucaristía, en oposición al enfoque puramente simbólico de los reformistas Zwinglio y Calvino. Marcelo II demostró gran compromiso pero falleció 20 días después de haber tomado el cargo. Paulo IV no tuvo ningún interés en mantener el concilio, y sostuvo lo que ha sido calificado como “irreales” puntos de vista de autoridad papal; él fue el primero en emitir el Índice de libros prohibidos—tan extenso que sacudió incluso a sus propios seguidores. Pío IV volvió a convocar el concilio frente a nuevas amenazas por parte del Calvinismo. Él definió la naturaleza del carácter indeleble de la ordenación y la sacramentalidad del matrimonio, y clausuró exitosamente el concilio. Frente a la marea de cambio en el mundo cristiano, la autocomprensión católica ha sido expresada en formas que han probado su durabilidad.

Escrituras
• Predecesor de los concilios: Hechos 15, el “Concilio de Jerusalén”

En línea
Texts of the documents of the Council of Trent

Libros
The General Councils: A History of the Twenty-One Church Councils from Nicaea to Vatican II by Christopher M. Bellitto (Paulist Press, 2002)
The Ecumenical Councils of the Catholic Church: A History by Joseph F. Kelley (Liturgical Press, 2009)


Reprinted with permission from PrepareTheWord.com. ©TrueQuest Communications.

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