¿Cómo puedo lidiar con pensamientos pecaminosos?

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Me gustaría introducir la palabra tentación en la discusión. Digamos, por ejemplo, que ves algo deseable en una tienda y te asalta el impulso de tomarlo. Si bien el que la idea pase por tu mente no es pecado en sí mismo, el contenido del pensamiento no es ético y podría conducirte a acciones que pertenecen al reino del pecado. Debido a que los pensamientos son el punto de partida de la acción, Jesús dijo que el contenido de tu corazón es un motivo de preocupación. Cuando odias, ya estás en el camino de un asesinato. Cuando sientes lujuria, ya te encuentras en el camino de la conducta sexual inapropiada. Cuando piensas en robar, ya has despertado el espíritu de la codicia.

Así que cuando te enfrentas con el mencionado pensamiento pecaminoso, el objetivo es no entretenerte en él. Elegir deliberadamente reflexionar sobre la idea y emplear tiempo pensando en el desarrollo de los resultados da a la tentación la oportunidad de arraigar y convertirse en acciones concretas. Un pensamiento fugaz se convierte en una ocasión de pecado cuando cultivas y disfrutas la fantasía de robar, de causar lesiones a un enemigo o de seducir a algún extraño o a un compañero de trabajo. Por lo tanto, es conveniente identificar un pensamiento pecaminoso de una vez y por su propio nombre: ¡Hola, Codicia! ¡Aquí está esa vieja serpiente Lujuria otra vez! ¡Vaya, Envidia, cuánto tiempo sin verte! ¡Ira, mi vieja amiga, lo siento pero no te puedes quedar mucho tiempo! La mayoría de los pensamientos que llamas pecadores tienen su raíz en uno o más de los siete pecados "capitales": soberbia, codicia, ira, envidia, lujuria, pereza y gula.
Lead us not into temptation

Una vez que nombraste correctamente a un impulso fugaz, puedes hacer lo que hizo Jesús cuando se enfrentó a una idea tentadora: desterrarla con autoridad. Vemos cómo funciona esto en una escena del Evangelio donde San Pedro sugiere que Jesús no tiene que sufrir a fin de cumplir su misión. No estando dispuesto a escapar de la realidad de su papel redentor ni por un momento, Jesús grita: "¡Quítate de delante de mí, Satanás!". Si el espíritu del mal tiene una larga historia en ti y no se retira fácilmente, puedes hacer lo que hicieron los apóstoles; invocar la autoridad de Jesús: "En el nombre de Jesucristo, ¡vete!". Jesús también nota que algunas formas del mal tienen un gran poder de permanencia y sólo pueden ser expulsadas por la oración. Cuando se trata con formas adictivas de la tentación, el apoyo comunitario que se encuentra en los programas de recuperación también puede ser útil.

Escrituras
Génesis 3; Mateo 6:13; 16:21-23; Marcos 14:38; Lucas 4:1-13

En línea
Support for the obsessively scrupulous person at Scrupulous Anonymous

Libros
Freedom from Sinful Thoughts by J. Heinrich Arnold (Ploughshare Publishing)
Understanding Scrupulosity: Questions, Helps, and Encouragement by Thomas M. Santa, C.Ss.R. (Liguori Publications)


Reprinted with permission from PrepareTheWord.com. ©TrueQuest Communications.

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