¿Está superada la crisis de abuso sexual clerical?

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Church pews

Cualquier persona que imagine que el abuso sexual clerical de menores, descubierto de forma explosiva por los medios de comunicación de Estados Unidos en 2002, es un episodio escandaloso que se desvanece en el espejo revisor de la Iglesia, se equivoca. Los hechos hablan por sí solos: entre 1950 y 2002, 10,667 víctimas acusaron a 4,392 sacerdotes de abuso sexual. Los números tocaron al 4.2 por ciento de los sacerdotes diocesanos y al 2.7 por ciento de los sacerdotes de órdenes religiosas, incluyendo cuatro por ciento de todas las regiones de este país. El período de 1970 a 1974 fue el más volátil para el abuso, dado que los factores sociales que contribuyeron a los hechos estaban arraigados en la generación nacida entre 1920 y 1949. Esto sugiere que, si bien la ola de abusos está retrocediendo, la generación de las víctimas más duramente golpeada actualmente se encuentra la mitad de la vida.

Los niños que sufrieron abuso directo e impactante no son las únicas víctimas de este período. Sus familias, en el pasado y presente, han compartido esta terrible angustia con ellos. Y puesto que las revelaciones han salido a la luz pública, la comunidad católica en todo el país y en todo el mundo ha sido aplastada por la vergüenza, la deshonra y la culpa de este horror. La pérdida de credibilidad institucional ante la opinión pública es inmensa, pero tal vez más significativa es la enorme pérdida de la fe que muchos propios católicos sufren respecto a su liderazgo, su iglesia, y en algunos casos, su Dios. Esto no va a "olvidarse" en cuanto los medios de comunicación encuentren otros titulares a seguir. Lo que desgarró el Cuerpo de Cristo tan violenta e íntimamente debe ser sanado.

La curación de este escándalo implica atender a las víctimas directas de abusos con cuidados terapéuticos y justa recompensa. También se requiere la identificación, aislamiento, tratamiento y/o encarcelamiento de los clérigos responsables (y en algunos casos, una pena visible para sus obispos permisivos) como la ley lo permita. La verdadera confesión y la penitencia de la institución que, en muchos casos, protegió a sus sacerdotes y su reputación sobre y en contra de sus hijos son necesarias. Pero todas estas medidas son sólo el comienzo de la cura.

La fase final del proceso de curación comenzará cuando las estructuras y actitudes que inadvertidamente fomentaron, y posteriormente encubrieron, tal comportamiento atroz se aborden y sometan a la conversión, como todos lo hacemos. Como historiador de la iglesia Joseph Chinnici indica, "las relaciones de operación entre clero y laicos, hombres y mujeres, célibes y casados, élite y no elitistas, y las dimensiones sagrada y secular de la iglesia" todas deben ponerse bajo revisión. Nuestra voluntad de hacer esto refleja nuestra verdadera disposición al arrepentimiento y a restaurar lo que se ha perdido en esta escandalizada generación.

Sitio web: BishopAccountability.org, la cual mantiene, desde 2003, documentos relacionados con el escándalo.

Libros: When Values Collide: The Catholic Church, Sexual Abuse, and the Challenges of Leadership by Joseph Chinnici, OFM (Maryknoll, NY: Orbis, 2010)

Confronting Power and Sex in the Catholic Church: Reclaiming the Spirit of Jesus by Bishop Gregory Robinson, Donald Cozzins (Collegeville, MN: Liturgical Press, 2008)


Reprinted with permission from PrepareTheWord.com. ©TrueQuest Communications.

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