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Vamos a empezar con el pecado. Con demasiada frecuencia el pecado se interpreta como "Oh, soy tan malo y horrible" y "Dios me ha de odiar". En realidad, el pecado significa errar el blanco de bondad última establecida por el Dios que nos ama, literalmente, ¡a morir! El pecado es cualquier acción que se queda por debajo de lo que podríamos lograr si nos entregáramos a los propósitos amorosos de Dios en vez de a nuestros propios propósitos miopes. Como la iglesia ve al matrimonio como el contexto en el cual la expresión sexual íntima alcanza su máximo bien, entonces sí: la intimidad sexual fuera del matrimonio no se encuentra dentro del blanco y califica como pecado.

¿Va a "enviarte al infierno”? El ir al infierno es el resultado formal de un pecado mortal que sigue sin reconciliarse: un pecado lo suficientemente grave, premeditado y deliberadamente elegido para separarte de Dios por toda la eternidad. Tú literalmente tienes que planificar hacer algo que cree una brecha permanente entre Dios y tú: como elegir una vida de odio y destrucción más que el camino del amor y la bondad. La mayoría de las personas en relaciones monógamas están eligiendo al amor, aunque de manera imperfecta, y no señalando su rechazo eterno a Dios.

Cuando alguien hace preguntas como éstas, supongo que es porque un miembro católico de la familia, o un amigo o pastor, las está expresando. O puede ser un eco de algo escuchado en la escuela católica o la clase de religión. Cuando escuches este eco en tu cabeza, trata de imaginar que el portavoz está expresando principalmente su preocupación por ti. Él o ella probablemente cree (y puede haber sido enseñado por otra persona con buenas intenciones) que el sexo fuera del matrimonio es sinónimo de ir al infierno sin lugar a dudas. Así como es probable que no te convenzan de que una relación monógama no matrimonial te separa de Dios para siempre, no los convencerás de que el sexo fuera del matrimonio no es un boleto directo al infierno. Esto no es un argumento que se pueda ganar.

Pero si eres capaz de aceptar la premisa de que una relación monógama no matrimonial no es un acuerdo perfecto, entonces podrías considerar por qué la has elegido. Vivir juntos es, en el mejor de los casos, un preludio para el matrimonio, y en el peor, una evasión de un compromiso más profundo. Ustedes podrían preguntarse: ¿Es esto un matrimonio de prueba, o una pareja de conveniencia mutua hasta que venga algo mejor? ¿Estamos abiertos al matrimonio, y en caso afirmativo, qué circunstancias nos impiden dar ese paso? Cuando se trata de un compromiso amoroso, dar en el blanco es siempre preferible a fallar.

Escrituras: Génesis 2:23-24; Cantar de los cantares 8:6-7; 1 Corintios 13:1-13; 6:18-20;Colosenses 3:14

Libros: In Pursuit of Love: Catholic Morality and Human Sexuality - Vincent J.Genovesi, SJ (Collegeville, MN: Liturgical Press, 1996)

Marriage and the Catholic Church: Disputed Questions - Michael Lawler (Collegeville, MN: Liturgical Press, 2002)

 


Reprinted with permission from PrepareTheWord.com. ©TrueQuest Communications.

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