¿Por qué escuchamos lecturas bíblicas en la misa?

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Para comenzar esta discusión lo mejor es volver a leer Lucas 24:13-35 (ver enlace abajo). Esa es la historia de los dos viajeros en el camino de Emaús en la primera noche de Pascua. Estos dos tenían todos los beneficios que un discípulo podría tener: habían conocido a Jesús en carne y hueso, lo habían oído predicar, tal vez habían sido testigos de un milagro o dos. Los viajeros de Emaús incluso habían albergado la esperanza de que este "profeta poderoso en obras y palabras" fuera "el futuro liberador de Israel."

Luego vinieron el arresto y el juicio, la condena y la crucifixión de Jesús, todo con una rapidez brutal. El horror de estos eventos al final de una semana festiva tan prometedora, que había comenzado con la entrada triunfal en Jerusalén y terminaba abruptamente en la noche de Pascua, debió aturdir a todos los que esperaban que Jesús fuera la respuesta a sus problemas personales y nacionales. Inmediatamente después de esta pena llegó el informe dudoso de que "algunas mujeres de nuestro grupo" no pudieron encontrar el cuerpo de Jesús en la tumba donde había sido puesto. La visión de ángeles de ninguna manera confortó a los que oyeron la noticia. Estos dos de Emaús se dirigieron a casa para reanudar la vida que habían tenido antes de haber oído hablar de Jesús. Lo referente a Jesús había salido mal y nada de eso tenía mucho sentido.

Lectionary

¿Qué fue lo que hizo la diferencia y dar media vuelta a estos casi-desertores? Dos cosas. La primera fue encontrar a un desconocido que les explicó las Escrituras. La segunda fue la fracción del pan en la cena de esa noche. En las Escrituras y en el ritual, de repente, estos dos discípulos desilusionados y desanimados "lo consiguieron". Sólo escuchar la lección de la Biblia no fue suficiente. Sus corazones deben haber estado ardiendo mientras caminaban y escuchaban al extraño, pero él no se convirtió en su Señor sino hasta la fracción del pan. Pero la verdad es que nunca habrían invitado al forastero a cenar con ellos si no se hubieran sentido atraídos por sus palabras y absorbidos por las implicaciones.

Palabra y sacramento han sido complementos naturales para el desarrollo del misterio de nuestra fe desde entonces. Una nos prepara para la revelación del otro. Si no tuviéramos la Liturgia de la Palabra, con sus historias de los convenios antiguos y los nuevos, las promesas de Dios hechas y mantenidas, llegaríamos a la Mesa del Señor no iniciados y sin comprender –si es que acaso lográramos llegar tan lejos.

Escrituras
Lucas 24:13-35; Juan 1:1-5, 14; Hechos 2:42-47; 6:1-7; 1 Corintios 11:23-26; 15:1-4; Colosenses 3:16; 1 Timoteo 3:14-16; 1 Juan 1:1-4

En línea
The Lectionary and the Liturgical Year: How Catholics Read Scripture by Thomas Richstatter, O.F.M., S.T.D., Scripture from Scratch, Franciscan Media ©1996-2013.

Libros
Eucharist: The Meal & the Word by Ghislain Lafont (Paulist Press, 2008)
Encountering Christ in the Eucharist: The Paschal Mystery in People, Word, and Sacrament by Bruce T. Morrill, S.J. (Paulist Press, 2012)


Reprinted with permission from PrepareTheWord.com. ©TrueQuest Communications.

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