¿Cuál es el punto de vista católico sobre el trabajo?

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Considera lo que estamos haciendo ahora mismo. Quieres aprender algo. Tengo que ganar algo. Lo que tú aprendes y lo que yo gano en este intercambio es bueno para los dos y, por extensión, para nuestras familias y comunidades, y nuestros empleadores. Rinde homenaje a la dignidad de la necesidad humana de crecer y producir, contribuir y participar. En ese sentido, Dios, que pasó los primeros seis días del mundo trabajando y que nos creó a su divina imagen, nos da la vocación de trabajo como nuestra contribución a la creación continua del mundo.

Work
LA ENSEÑANZA católica apoya la dignidad y el
bienestar de los trabajadores, incluyendo su seguridad
Crédito: GRP Technique & Service, Dresden.

La gente suele pensar en el trabajo como en ese algo terrible que tienen que hacer. La Iglesia enseña que el trabajo es un derecho humano y también un deber. Es bueno para las personas y bueno para la sociedad; es decir, sirve al bien común. Tres condiciones son indispensables para la dignidad del trabajo: que lo que se produce no sea más importante que la persona que lo produce; que el trabajo contribuya a la unidad de la sociedad y no a derribarla, y que los trabajadores tengan voz y voto en lo que están haciendo y las condiciones en que lo hacen.

Si eso suena incompatible con determinadas fórmulas económicas actuales, es porque lo es, o lo puede ser. Aquí la doctrina social de la iglesia se enfrenta y debate con el mercado. Desde el momento de la carta encíclica del Papa León XIII Rerum Novarum, la doctrina social de la Iglesia ha hecho hincapié en que las economías que se rigen estrictamente por la oferta y la demanda, y que exaltan la riqueza de los productos derivados sobre cualquier otra consideración, no son compatibles con los principios cristianos. Las personas tienen obligaciones mutuas: trabajar duro y honestamente y hacer su mejor contribución a sus empleadores, compañeros de trabajo y la comunidad.

Al mismo tiempo, el empleador tiene responsabilidades también: con la seguridad y bienestar de los trabajadores, con el pago de un salario justo que proporcione una vida justa para los empleados y sus familias, y para permitir la organización de sindicatos. El Estado les debe igualmente protección legal a los trabajadores. Los trabajadores no son medios para un fin, sino que su dignidad es el fin, la cual está salvaguardada sólo cuando su medio de vida lo está.

La doctrina social católica rechaza un estándar de mercado puro, insiste en un salario familiar; cuestiona las grandes disparidades de remuneración entre los salarios más altos y más bajos en una organización; desafía la discriminación en la contratación y los salarios; tiene que ver con las condiciones del lugar de trabajo, y aborda el derecho a las prestaciones no salariales como un cuidado de la salud accesible. En la encíclica de 1981 del Papa Juan Pablo II Sobre el trabajo humano, escrita en el 90 aniversario de la Rerum Novarum, se analizan no sólo los dilemas del mundo corporativo moderno del trabajo, sino que también explora la espiritualidad del trabajo, ya que mejora la vida humana compartida.

Escrituras
Génesis 1:27; 2:1-3; Deuteronomio 24:14-15; Salmo 62:11; Mateo 6:19-21, 24; 20:1-16; Lucas 10:7; 12:16-21; 1 Timoteo 5:18; 6:8-10, 17-19

En línea
Sobre el trabajo humano (Laborem Exercens) por el Papa Juan Pablo II

Libros
From the Heart of the Church: The Catholic Social Tradition by Sister Judith A. Merkle, S.S.N.deN. (Liturgical Press, 2004)
Spirituality@Work by Gregory F. Augustine Pierce (Loyola Press, 2005)


Reprinted with permission from PrepareTheWord.com. ©TrueQuest Communications.

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