Según los teólogos morales de la iglesia, esto no es cierto. Los teólogos han debatido durante años la moralidad del uso de vacunas probadas con líneas celulares fetales y se han resuelto constantemente a favor de la vacunación. Muchas vacunas comunes que les damos a nuestros niños de manera rutinaria, incluidas las del sarampión, las paperas, la rubéola y la varicela, se desarrollaron y probaron utilizando las mismas líneas celulares utilizadas en la fabricación de las vacunas actuales para COVID-19.

Aquí es donde el pastor de tu hermana encuentra motivo de preocupación y confusión. En los EE. UU., las líneas celulares utilizadas en la investigación de laboratorio se cultivaron originalmente a partir de tejido fetal de abortos que ocurrieron hace cincuenta años, antes de que se iniciara el debate moral sobre la utilización de dicho tejido. Es importante comprender que las líneas celulares fetales que se utilizan en la producción y prueba de las vacunas en la actualidad no son el mismo tejido fetal de esos abortos. Las líneas de células fetales se cultivan y reproducen en laboratorios. Son miles de generaciones extraídas del tejido fetal original y ya no son capaces de diferenciarse como lo hacen las células humanas.

El temor entre quienes rechazan el uso de estas vacunas como inmoral es que recibir la vacuna significa cooperar materialmente con el pecado del aborto. Sin embargo, la distancia desde la fuente de las células fetales y el proceso de laboratorio involucrado en el crecimiento y reproducción de las células es suficiente para eliminar toda culpabilidad, en la estimación de los teólogos morales.

Todos los pronunciamientos del Vaticano y la USCCB concluyen que la inoculación con la vacuna anti-COVID-19 no constituye una cooperación material con el aborto. Además, el bien inmediato de prevenir la infección y poner fin a la pandemia es suficiente para contrarrestar el mal lejano del aborto. Se convierte en un imperativo moral para los católicos vacunarse: participar en el bien moral de proteger a los demás de la infección. No hacerlo podría constituir un pecado de omisión.

En palabras de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF): “Todas las vacunas reconocidas como clínicamente seguras y efectivas pueden usarse en buena conciencia con el conocimiento seguro de que el uso de tales vacunas no constituye una cooperación formal con el aborto". Y "La moralidad de la vacunación depende no solo del deber de proteger la propia salud, sino también del deber de perseguir el bien común".

Documentos pertinentes:

—“Moral reflections on vaccines prepared from cells derived from aborted human fetuses” - The Pontifical Academy for Life (PAV) 2005

Dignitas Personae (On Certain Bioethical Questions) - Congregation for the Doctrine of the Faith (CDF) 2008 

—“Clarifications on the medical and scientific nature of vaccination” - (PAV) 2017 

—“Note on the morality of using some anti-Covid-19 vaccines” - (CDF) December 2020 

—“Moral Considerations Regarding the New COVID-19 Vaccines” - (USCCB) Committees on Doctrine and Pro-Life Activities, December 2020



Reprinted with permission from PrepareTheWord.com. ©TrueQuest Communications.

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