¿Es la astrología compatible con la fe cristiana?

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Church of the Nativity, Bethlehem

Teniendo en cuenta el papel que juega cierta estrella de Belén en una de nuestras historias más célebres, uno de lo podría preguntar. La aparición de la astrología en el mundo occidental se produjo en el siglo III antes de Cristo. Era más bien un peculiar revoltijo: las religiones astrales caldea y egipcia se encuentran con las matemáticas griegas y la astronomía. Pero una vez que tuvo éxito, todos los rincones del pensamiento helenístico se vieron afectados por su influencia.

Esto explica por qué el Antiguo Testamento, en su mayoría compilado alrededor de los siglos V y VI antes de Cristo, muestra poco interés en el tema. Isaías ningunea a astrólogos caldeos en un poema sobre la caída de Babilonia (territorio caldeo, recuerden). El Libro de Daniel, escrito probablemente en el siglo II, hace cuatro referencias a los sabios de Babilonia con una palabra hebrea que se puede referir a los astrólogos.

Evangelistas del Nuevo Testamento, justo en el medio de la fascinación del helenismo con la astrología, se ocupan del tema más a menudo. Mateo presenta a una estrella que anuncia el nacimiento de Jesús y un eclipse solar en su muerte. Marcos y Lucas también mencionan el eclipse. Sin embargo, la lectura en portentos celestes es desalentada por Jesús mismo. Al observar que todo el mundo estaría horrorizado por terribles imágenes en el cielo y trataría de interpretar estos signos, Jesús advirtió a sus seguidores de no involucrarse en tales ideas engañosas. Jesús no niega la importancia de los signos celestes, sólo los significados atribuidos a ellos.

San Pablo, fiel a sus raíces puristas fariseas, es muy crítico de los que buscan señales en las lecturas del zodiaco (véase Romanos 8) o celebran eventos celestiales anuales (Gálatas 4). Para Pablo, poner la confianza en "poderes elementales del mundo" (Colosenses) revela una falta de fe en Cristo.

Padres de la Iglesia como Tertuliano y Agustín veían las predicciones astrológicas como demoníacas; Agustín insistió en que todo el sistema de la astrología era una afrenta a la libertad humana. El cristianismo encontró de nuevo entusiasmo por la astrología 800 años más tarde, con la expansión del Islam. Tomás de Aquino y Dante trataron la posible influencia de las estrellas con moderado respeto. Durante la Reforma, algunos líderes protestantes denunciaron la astrología y otros la aceptaron. Debe tenerse en cuenta que algunos papas fueron asesorados por astrólogos (Julio II y Pablo III), mientras que otros se opusieron vehementemente a la práctica (Inocencio VIII). Descubrimientos astronómicos en siglos posteriores finalmente desmienten las afirmaciones astrológicas como pseudociencia. Ya que el cristianismo busca la verdad en todas las cosas, sería incompatible con la creencia en la astrología en la actualidad.

Libros: The World of the Early Christians by Joseph Kelly (Collegeville, MN: Liturgical Press, 1997) The Sky Is Not a Ceiling: An Astronomer's Faith by Aileen O'Donoghue (Maryknoll, NY:Orbis Books, 2007)


Reprinted with permission from PrepareTheWord.com. ©TrueQuest Communications.

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