A partir del hecho de que la violencia está presente en la escritura hebrea no se puede concluir que la violencia esté bien con Dios. Como el teólogo Gerhard Lohfink dice, la Biblia es siempre y sin excepción "la palabra de Dios en palabras humanas." No fue escrita como literatura edificante para las escuelas dominicales, anota el erudito Padre Leslie Hoppe, OFM. Más bien se trata de un llamado a la fe. Una forma en que la violencia bíblica nos llama a la fe es que descubre la violencia del mundo, la cual a menudo permanece oculta. En esta divulgación, la injusticia ejercida por los fuertes sobre los débiles se revela.

Canaan
MOISÉS CONTEMPLA la Tierra Prometida de Canaán,
de la Biblia Holman de 1890. La conquista
de esa tierra no sería tan pacífica.
La violencia se manifiesta después de que el pecado entra en el mundo bajo la forma del asesinato de Abel. Caín mata en un momento de indignación, y de inmediato teme por su propia vida. La naturaleza cíclica de la violencia se descubre aquí: no resuelve nada. Sólo perpetúa el desorden que busca resolver.

Esta historia violenta arroja luz sobre toda la violencia que sigue. Las batallas tribales de los patriarcas, la esclavitud de los israelitas en Egipto, la conquista israelita de Canaán, la constante violencia espada en mano y la violencia sexual en Josué y los Jueces, las hostilidades de las naciones que avanzan sobre Israel y Judá en el tiempo de los reyes, todo lo esto refleja el original deseo de lo que el otro tiene, y el temor a lo que el otro puede hacer. El deseo y el miedo son las fuerzas motrices de la violencia en la historia. Es justo decir que moldean la mayor parte de la política internacional en la actualidad.

Si la violencia bíblica plantea la pregunta, ¿propone también una respuesta? Después de todo, Dios no es un inocente espectador en esta historia, porque a menudo parece organizar la violencia. Desastres como el diluvio en tiempos de Noé, las diez plagas de Egipto, y el ocasional estallido de la lepra, las serpientes ardientes o las langostas, indican que Dios no está por encima de la violencia como medio de correctivo moral. El mundo antiguo era un lugar brutal donde "el violento arrebataba" la victoria y, a menudo, el futuro. Habría sido difícil para las culturas del Oriente Próximo caracterizar a Dios como un pacifista cuando los términos de supervivencia eran tan duros.

Sin embargo, incluso sin el contrapunto de poner la otra mejilla del Nuevo Testamento, el diálogo religioso con la violencia ya estaba comprometido. Los profetas desde Isaías continuamente instan a los líderes de la nación a no resistirse a los poderosos imperios, sino a someterse a ellos, usando la "defensa de José" del libro del Génesis: "El designio de Dios ha transformado en bien el mal que ustedes pensaron hacerme". Por cada macabeo anhelando una pelea, había un Daniel confiando en que solamente a Dios le pertenecía el combate. Los seres humanos comenzaron la violencia, y sin embargo, hay una paz que el mundo no puede dar.

Escrituras
Génesis 4:1-16; 50:20; Deuteronomio 20:1-4; 1 Macabeos 2:15-48; Daniel 3:26-45

Libros
Dealing with Violence and War in the Old Testament, 5 CD-set, by Father Lawrence Boadt, C.S.P.,  (St. Paul Media, 2007)
The Word of God—The Word of Peace by Sister Patricia McCarthy, C.N.D. (Liturgical Press, 2001)

Reprinted with permission from PrepareTheWord.com. ©TrueQuest Communications.

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