Carretadas de misericordia

Imagen: La educación es una de las obras de misericordia espirituales y las órdenes religiosas siempre han servido en el campo de la educación católica. Lionell Daggs III saluda el padre jesuita Stephen Privet, S. J. en un acto en la Universidad de San Francisco.

Muchos de nosotros tenemos intenciones nobles. ¡Bravo por esto! Podemos tener ideales altruistas y convicciones profundas. Algunos de nosotros incluso podemos albergar un gran plan sobre cómo lograr la justicia en este planeta. ¡Todo esto es lindo de escuchar! ¿Pero quieres saber la verdad? El contenido de mi corazón y el tuyo no es de ninguna utilidad práctica para nadie. Es lo que en realidad emerge del corazón, y a donde nos lleva, lo que cuenta.

Llama la atención que, en este Año Santo Jubilar de la Misericordia, el papa Francisco nunca desperdicia palabras sobre la necesidad mundial de ideas más amables. La compasión no es una cuestión de sentimientos blandos que se agiten a la vista del sufrimiento humano. Más bien, se trata de respuestas activas a heridas del mundo. Por lo tanto, cuando se trata de responder al dolor de la humanidad, dennos obras, obras de misericordia, es decir.

La misericordia tiene raíces profundas

El negocio de hacer misericordia no se deja abierto a la interpretación endeble en nuestra tradición. Como con muchas cosas católicas, se ha perfeccionado una lista oficial con raíces firmes en la enseñanza bíblica. En esa lista hay siete corporales y siete espirituales (pero no menos tangibles) obras. ¿Quién dio a esta lista de 14 obras su forma final? Nadie lo sabe, aunque por el siglo XIII, Tomás de Aquino estaba bastante familiarizado con esta lista, que calificó de "acciones de limosnas". La palabra limosna es una corrupción de la palabra griega que significa misericordia. Cuando damos limosna, damos misericordia de manera práctica.

Las obras corporales no sorprenderán a nadie que haya leído el escenario de Mateo del juicio final, en el que los ganadores y perdedores morales se separan en función de su respuesta a Jesús bajo la apariencia de los pobres. Alimentar al hambriento. Dar de beber al sediento. Vestir al desnudo. Proteger a los extraños. Visitar a los enfermos. Visitar a los presos. Enterrar a los muertos (bueno, está bien, Mateo no dice nada acerca de enterrar a los muertos. Este séptimo trabajo viene de la tradición judía, enfatizado en el Libro de Tobías). Jesús mismo muestra a su profeta favorito, Isaías, la delimitación de las seis acciones que hacen vencedores morales en la historia del juicio.

La práctica a conciencia de las obras de misericordia corporales literalmente podría cambiar el mundo. La redistribución de recursos y conocimientos tecnológicos del primer mundo hacia las culturas en desarrollo es una forma obvia de entregar una gran cantidad de misericordia a la vez. Definitivamente deberíamos hacer esto, cada quien de acuerdo a sus posibilidades. También podemos pensar en términos más abiertos y locales. Como en las personas que sabemos que están hambrientas de algo más que alimentos, sedientas de algo más que agua. Nos encontramos personas vestidas de vergüenza, a las que podríamos ofrecer el manto de la dignidad humana en la forma en que las tratemos. Podemos expresar nuestro apoyo a extranjeros que son trabajadores migrantes, o a las políticas sociales que afectan la admisión de refugiados a este país.

Nuestros amigos pueden estar enfermos de aflicción, disminuidos por depresión o desanimado por el desempleo. Los parientes mayores pueden sentirse presos a medida de que se les dificulte salir de casa o se vean confinados a una vida asistida. La participación en la comida de hospitalidad después de un funeral en la parroquia, o el envío de una nota escrita a mano o una tarjeta de misa a los deudos son otras maneras de aceptar la responsabilidad comunal para enterrar a los muertos.

Las formas creativas de interpretación de las obras de misericordia son siempre bienvenidas. Toma el sexto trabajo corporal, por ejemplo. En el siglo XII, dos órdenes religiosas fueron fundadas para dar un enfoque fresco a las visitas a los presos. Tanto los Trinitarios como la Orden de Nuestra Señora de la Merced se dedicaron a los capturados en la guerra. El último grupo hizo más que visitar a los presos: tomaron un cuarto voto para liberar prisioneros ofreciéndose a cambio. En tiempos más recientes, una laica del siglo XX, María Clarke Brenner, creó las Siervas Eudistas de la Undécima Hora para mujeres maduras (entre 45-65) dispuestas a dedicarse al ministerio en una prisión de máxima seguridad. Brenner misma, ahora como la Madre Antonia, pasó los últimos 30 años de su vida recluida voluntariamente con los hombres a los que sirvió. Hoy en día, las Eudistas continúan su ministerio en las prisiones, al igual que visitan a los inválidos y los que están en hogares de ancianos.

 

La misericordia tiene cuerpo y espíritu

Cuando se trata de obras de misericordia, la mayoría de nosotros nos inclinamos hacia las obras corporales. ¿Quién no está a favor de la alimentación, el vestido, la vivienda y el cuidado de los necesitados? Las obras de misericordia espirituales pueden parecer consideraciones de segundo nivel en comparación. Pero en nuestra sociedad materialmente rica pero espiritualmente empobrecida, estas últimas obras son más vitales que nunca. La lista puede sonar un poco severa en el oído moderno: Amonestar al pecador. Instruir a los ignorantes. Asesorar al dudoso. Confortar a los afligidos. Sufrir con paciencia los defectos del prójimo. Perdonar las injurias. Rezar por los vivos y los muertos. Algunas listas intercambian "corregir" por "amonestar", que suena más parecido a comenzar a gritar. Y a nadie le gusta ser llamado ignorante, incluso cuando están sinceramente faltos de información que les podría ayudar.

Francamente, de vez en cuando todos necesitamos a alguien que nos diga la verdad sobre nosotros mismos. Nuestros egos se especializan en decirnos precisamente lo que queremos oír, y un correctivo exterior (amonestación) es justo lo que nos desafía y nos endereza. Todos podríamos utilizar a un miembro de la familia o a un amigo que tenga el derecho de decirnos por dónde ir cuando estamos fuera de los límites. Si no hay nadie en nuestra vida imbuido de ese privilegio, tal vez nosotros mismos nos estamos protegiendo con una coraza.

Si bien la ignorancia es un estado que nadie quiere admitir, hay claramente más realidad de la que cualquiera de nosotros puede esperar conocer. Con todas las fuentes disponibles para acceder a la información, todavía no hay una aplicación para el entendimiento. No podemos buscar en Google nuestra manera de salir de la ineptitud ética de la forma en que adquirimos Wiki-hechos para resolver los debates. Es un ejercicio de humildad reconocer nuestros límites y aceptar la guía de alguien cuya experiencia es más grande o más profunda. También es una gran bondad por parte de una persona sabia el que nos diga de una manera oportuna cómo rescatarnos a nosotros mismos de volvernos los densos ladrillos que todos somos perfectamente capaces de ser una y otra vez.

¿Consejos para los dudosos? Sin duda, este trabajo incluye la dirección espiritual para aquellos que coquetean con el agnosticismo, pero la duda cubre mucho más territorio que eso. La época actual es maravillosamente irónica en su opinión sobre los comportamientos humanos. Sin embargo, esa misma tendencia a considerar las cuestiones irónicamente, delata un escepticismo que se adentra hasta los huesos en nuestra cultura. No confiamos mucho. Dudamos de la posibilidad de la bondad en las personas, o de la autoridad en las instituciones, o de las respuestas correctas, o de todo excepto de las versiones más relativas y suavizadas de verdad. ¿Cómo se traza un camino moral cuando "todo está bien", o cuando todo el mundo puede hacerse una selfie fuera de los estándares morales? Este tipo de duda, de que cualquier elección es tan buena como otra, tiene un club de fans cada vez mayor.

Llevar misericordia a las masas modernas

¿Podemos dar respuestas creativas a las obras espirituales en esta generación? Puede haber tal vez demasiados ansiosos por la corrección de los pecadores, y muy pocos dispuestos a perdonar las injurias. Instruir a los ignorantes alguna vez fue popular: innumerables comunidades de religiosos vinieron a este país para enseñar a los niños inmigrantes (y a sus padres a través de la catequesis de puerta trasera). Las mujeres y los hombres religiosos siguen siendo una fuente importante de aliento espiritual y orientación en los ministerios de retiro, capellanía, servicios sociales y el asesoramiento personal.

Mi objetivo personal en este año de misericordia ha sido meterme en la instrucción religiosa con los niños en mi parroquia. Realmente no estoy capacitada para este trabajo. Pero el mar de necesidad que estos niños enfrentan ‒empobrecido por demasiadas distracciones y muy pocos valores claros‒ me rompe el corazón cada domingo por la mañana cuando nos reunimos. No escuchan mucho acerca de Dios en otro lugar, no saben por qué asistimos a la iglesia, lo que está en la Biblia, o para qué es la vida. Pero por lo menos una vez cada semana, un chico hace la pregunta correcta, o tiene una experiencia "ajá". Una puerta a la comprensión se abre. ¡Toma eso, ignorancia!

Artículo relacionado: vocationnetwork.org, “¿Qué es exactamente un 'Año Jubilar'? ¿Qué es un 'Año Santo'?”, Vision 2016.