Nueve formas de descubrir la voluntad de Dios para ti

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HE SIDO CONSEJERO VOCACIONAL por 35 años, y en estos días me encuentro regularmente con más de una docena de personas de todas las edades y clases sociales. Cada persona y cada situación son diferentes, pero he descubierto nueve pasos básicos que me mantienen a mí, y a aquellos con los que hablo, en movimiento hacia decisiones de vida positivas y fieles.

Trato de asegurar a las personas que vienen a mí con una difícil decisión que serán capaces de saber, en lo más profundo de su ser, en el fondo de su corazón, lo que Dios los está llamando a hacer. Muchos no están seguros de si alguna vez sabrán la voluntad de Dios, o de que si llegan a saberla, este conocimiento realmente les traerá paz.

Comenzamos con oración. Hay dos versos de los salmos que son mis favoritos para estas situaciones: “Que el Señor sea tu único deleite, y él colmará los deseos de tu corazón” (Salmos 37:4) y “Yo soy tu servidor: instrúyeme, y así conoceré tus prescripciones” (Salmos 119:125). Rezamos juntos la plegaria al Espíritu Santo: “Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles…” Agregamos otras oraciones acordes a la situación, y le pedimos al Espíritu Santo que nos inspire y guíe a la verdadera sabiduría.

1. Usa tu mente

Les digo a las personas que en el curso ordinario de los eventos pueden usar su mente para alcanzar la convicción en su corazón. Con frecuencia leemos el comienzo de la carta de San Pablo a los romanos, capítulo 12: “Por lo tanto, hermanos, yo los exhorto por la misericordia de Dios a ofrecerse ustedes mismos como una víctima viva, santa y agradable a Dios: este es el culto espiritual que deben ofrecer. No tomen como modelo a este mundo. Por el contrario, transfórmense interiormente renovando su mentalidad, a fin de que puedan discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto” (Romanos 12:1-2).

Hablamos de renovar la mente –centrando el intelecto y la voluntad totalmente en Dios y en lo que quiere para nosotros. Me gusta citar las Escrituras para reforzar este punto, incluyendo el más grande mandamiento “Y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas. Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:30-31).

El propósito de nuestra discusión –en realidad, el propósito de nuestras vidas– es buscar y vivir la voluntad de Dios para nosotros.

2. Examina las opciones

Les pregunto a las personas qué es lo que creen que Dios quiere que hagan. Si disponen de alternativas, les pregunto cuál creen que sea la que Dios quiere. De parte de estudiantes y gente joven, las posibilidades que escucho con más frecuencia son: ¿Debería casarme? ¿Debería ser un sacerdote o un religioso(a)? ¿Debería romper con la persona con la que salgo? ¿Debería cambiar de carrera en la universidad? ¿Debería pasar el verano haciendo trabajo voluntario de misionero, o debería tomar un empleo en casa? ¿Debería alojarme con estas personas en particular? ¿Debería dirigir mi futura carrera para trabajar en la iglesia?

De personas recién graduadas y de personas mayores, escucho: ¿Está Dios llamándome a cambiarme de trabajo? ¿Debería regresar a la escuela? Yo pensaba que el matrimonio era lo mío, pero hace ya mucho que no encuentro a nadie con quien pudiera casarme. ¿Deberíamos adoptar niños? ¿Debería unirme a una comunidad laica o apostolado? ¿Cómo puedo lidiar con la fuerte atracción que siento por la persona casada que parece estar coqueteando conmigo en el trabajo?

3. ¿Qué quiere Dios?

La mayoría de los católicos siguen los mandamientos de Dios y las enseñanzas de la iglesia, aunque usualmente la pregunta es, “¿Qué quiere Dios?”. Rara vez un curso de acción propuesto será inconsistente con lo que Dios quiere. Sin embargo, una cuidadosa revisión de las prioridades involucradas en el estado de vida de la persona, con frecuencia puede arrojar una nueva luz sobre la decisión propuesta o cambio. Aseveraciones como “Mi llamado es para ser esposa y madre” o “Mi prioridad como sacerdote es servir a la gente que Dios me ha enviado” clarificarán el asunto en caso de que una nueva dirección amenazara con minar esos compromisos o dificultara su realización.

También podríamos revisar compromisos secundarios como “Dios me ha llamado a ser maestro” o “Mi principal servicio en la iglesia es en el área de respeto a la vida”. Compromisos de este tipo, profundamente sostenidos, constituyen un cimiento para acciones futuras.

4. ¿Ayudaría una conversión de corazón?

La llave para discernir una específica llamada vocacional es la conversión. Nuestra respuesta a la vocación involucra convertir nuestra vida en una más profunda y llena del Señor. El llamado hacia la vida religiosa significa un llamado especial de servicio y auto entrega. El llamado hacia el matrimonio siempre significa conversión hacia una vida centrada en un cónyuge y posiblemente hijos. Estar enamorado es importante pero no suficiente. El matrimonio, así como la vocación religiosa, involucra un compromiso con el amoroso servicio a otros.

Para hablar acerca de conversión, examinamos, en la historia espiritual de la persona, su alejamiento del pecado y su crecimiento en el amor a Dios. Consideramos cómo la acción propuesta encaja en esta historia. ¿Acercará a la persona a Dios y a una vida de virtud, o más bien la alejará? Examinamos cómo esto cambiaría las relaciones familiares y afectivas. ¿Será más fácil o más difícil practicar las disciplinas de una vida religiosa, como rezar regularmente, participar en la misa y otros sacramentos, compartir la fe con otros, y tener directores espirituales y modelos de santidad?

A veces el proceso de discernimiento termina aquí, cuando parece que una decisión propuesta dificultará que la persona crezca en santidad. Después de esta revisión, las personas a veces dirán, “Puedo ver ahora que el Señor no quiere que yo haga esto; esto no es lo correcto para mí” (Sin embargo, con mayor frecuencia esta conclusión llega después del próximo paso –consistencia). Al mismo tiempo, una nueva dirección que implique considerable responsabilidad adicional no debería descartarse sólo porque pueda traer nuevas tentaciones y retos. Tal vez enfrentarse y superar nuevos retos es precisamente lo que necesitas para la siguiente estadía de tu crecimiento espiritual.

5. ¿Es esto consistente con la forma en que Dios ha tratado conmigo antes?

¿Cómo te ha guiado Dios hasta este punto? La diferencia entre la conversión y la consistencia con frecuencia es borrosa. En ambas estamos discerniendo un patrón de crecimiento espiritual. ¿Encaja el plan bajo consideración? ¿Puedes visualizar tu vida dirigiéndose hacia este punto? ¿Tienes el tiempo, la energía y los recursos para llevar a cabo compromisos más demandantes?

A veces entendemos nuestro llamado vocacional cuando conocemos a la gente con la cual nos gustaría pasar nuestra vida. En cualquier caso, el llamado será consistente con lo que ha sucedido antes en nuestra vida. En ocasiones, sabemos que estamos llamados a la vida religiosa o al matrimonio aun antes de conocer a la persona con quien nos gustaría casarnos, o la orden religiosa a la que nos gustaría entrar.

La consistencia de la vocación será probada por un tiempo. A una pareja le llevará años conocerse y cortejarse para discernir su vocación. Las personas en discernimiento de vocación religiosa necesitarán años de seminario y formación antes de tomar los votos de por vida. Decimos que las personas casadas son “el uno para el otro”. Decimos que los sacerdotes, monjas y hermanos “tienen una vocación”.

Lo mismo aplica para una vocación para la soltería. Muchas personas están llamadas a abrazar la soltería para poder cuidar de miembros de la familia, unirse a un apostolado laico, o llevar otro tipo de vida de servicio. Debe haber consistencia entre el servicio, la persona y el llamado a la soltería, así como debe haber conformidad con el evangelio y la conciencia de cómo el llamado guiará hacia una mayor conversión y unión con Dios.

Mientras disciernes una vocación de vida, es importante vivir con consistencia. Debes empezar ahora a vivir la que tú crees que es tu vocación. Elimina las contradicciones. Conforme se acercan una decisión sobre el matrimonio, ambos en la pareja deben dejar de salir con otras personas y dedicarse exclusivamente uno al otro. En la etapa inicial de su consideración sobre la vida religiosa, hombres y mujeres pueden salir con otros. Sin embargo, según avancen hacia una decisión es importante comenzar a vivir el llamado al celibato, sin relaciones románticas.

6. ¿Cómo se confirma la sabiduría de la acción propuesta?

Usualmente las personas me comentan diferentes formas en que su curso de acción parece confirmarse. Amigos que la respaldan; circunstancias que cambian de sorprendente manera para hacer las cosas posibles. O tal vez detectan señales espirituales especiales que parecen una confirmación. Una vocación de vida es como una calle de doble sentido. En las grandes decisiones –matrimonio, vocación religiosa– se requiere la confirmación de la otra parte. Dos personas, no una, hacen los votos matrimoniales. La comunidad religiosa, tanto como el individuo, aprueba el llamado a una vocación religiosa.

La falta de reciprocidad puede causar gran angustia. Los enamorados dicen que se les rompe el corazón cuando su amor no es correspondido. Lo mismo les sucede a las personas que piensan que tienen un llamado a la vida religiosa. El llamado a una vocación religiosa es mutuo; ambos, el individuo y la comunidad, deben escucharlo.

Como la reciprocidad de una vocación religiosa con frecuencia no es tan comprendida como la del matrimonio, me gustaría decir algo más. Lidiar con la iglesia puede ser difícil. Pero la iglesia es la institución establecida para sacar adelante el trabajo del Señor –incluyendo la labor de discernir vocaciones para la vida religiosa. Dios se hizo humano. Se encarnó en una vida humana. Él trabaja a través de limitados, imperfectos, y a veces erróneos seres humanos e instituciones.

Puedes encontrar problemas en esta discusión de la confirmación de tu vocación. ¿Qué significa que las señales sean negativas, mientras que la disposición de tu corazón es positiva? Los padres y la familia se oponen, las circunstancias parecen obstaculizar la acción, pero aun así piensas que el curso propuesto es el correcto. ¿Es solo cuestión de tiempo, o la situación completa debería ser reconsiderada, o las señales deberían descartarse?

"UNA VOCACIÓN DE VIDA es como una calle de doble sentido. En las grandes decisiones –matrimonio, vocación religiosa– se requiere la confirmación de la otra parte".

¿Cuál es la relativa importancia de las señales de confirmación –o de la falta de ellas? ¿Qué tan importante es la aprobación de los demás? ¿Qué significa cuando parece muy fácil o muy difícil implementar la decisión? Ten cuidado de no permitir que estas complejidades abrumen el proceso de discernimiento. Las dificultades tienden a volverse más complejas mientras más se discuten. Muévete pronto hacia la convicción del corazón. Es decisivo.

Con frecuencia resulta útil escribir las señales más importantes de confirmación –o la falta de ellas. De hecho, generalmente es una buena idea resumir las conclusiones alcanzadas en cada paso del proceso de discernimiento, para una devota reconsideración posterior.

7. Interpreta las señales espirituales

Las señales tienen su lugar. Aparecen con frecuencia en las Escrituras. “Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre”, les dijo el ángel a los pastores (Lucas 2:12). Gedeón rezó repetidamente por señales de que Dios deseara que él guiara a su pequeña fuerza contra un gran ejército. Los milagros de Jesús fueron señales de la venida del reino de Dios. Al mismo tiempo, San Pablo advierte explícitamente no confiar en las señales más de lo que se confía en la fe que hemos recibido (1 Corintios 1:22).

En mi experiencia, el recuento de las señales espirituales de una persona es más útil como confirmación de los deseos en el corazón de la persona que como signo confirmatorio en sí. A menudo, la persona está plenamente convencida de que debe seguir adelante; las señales espirituales son puntos de confirmación incidentales o ambiguos.

8. ¿Qué dice tu corazón?

La convicción es decisiva. ¿Qué sientes sobre la certeza moral de la rectitud de tu llamado? Yo hablo con las personas acerca de sus más profundos valores y deseos. “Pregúntate esto: dejando a un lado otras consideraciones, incluyendo las dificultades de la implementación y otras complejidades, ¿crees que esto es lo que en verdad debes hacer? Cuando piensas con devoción en seguir adelante con esto, ¿experimentas un profundo ‘sí’, una liberación desbordante, o experimentas duda y una profunda incertidumbre?

El nivel de certeza moral es alto en compromisos como el matrimonio y la vocación religiosa, en los que el compromiso es de por vida y el tiempo no es un gran factor. El nivel de convicción de certeza es más bajo en cuestiones donde tienes que elegir la mejor alternativa entre varias, en un cierto periodo de tiempo. En estos casos, la certeza moral es una conclusión práctica de que este es el curso de acción correcto, hasta donde puedo ver en este punto, como cristiano que sigue al Señor.

9. Reza

La clave para obtener convicción es rezar. El Señor mismo –a través de la acción y presencia del Espíritu Santo- es la fuente de convicción verdadera. Todos necesitamos rezar diariamente a Dios para que nos guíe en obediencia y fidelidad.

El discernimiento requiere de paciencia. Ultimadamente, ni tú ni las reglas están a cargo. Los noviazgos pueden ser largos. La vocación religiosa puede necesitar un largo tiempo para desarrollarse. Puede haber falsos comienzos. El proceso para hacer compromisos de por vida se describe fácilmente, pero es desordenado e imperfecto en la realidad. Estamos lidiando con pecadores, no con ángeles. El hombre y la mujer en el altar son dos personas imperfectas intercambiando votos de amor y fidelidad. Cada comunidad religiosa y parroquia está habitada por personas enturbiadas por el pecado. No deberíamos buscar al cónyuge perfecto o a la comunidad perfecta. Incluso si encontráramos a la pareja perfecta, el matrimonio no sería perfecto después de casados.

Los que están en discernimiento cambiarán: aquellos que son demasiado rigurosos, legalistas, rígidos y empeñados en que las cosas sean de cierta manera, aprenderán a adaptarse y ser flexibles. A quienes les gusta que las cosas sean relajadas e informales, nunca resueltas, aprenderán los beneficios de la disciplina y la estructura. Aquellos que escapan a lo espiritual para evadir lo natural y físico aprenderán cómo abrazar la locura de la vida real. Los que son demasiado cautos y cuidadosos aprenderán cómo responder con presteza al llamado de Dios. Los arriesgados aprenderán las habilidades de la precaución y la deliberación reflexionada.

Nuestra vocación de vida es un tesoro enterrado en un campo, la perla de gran precio. La gracia está en el llamado. Sigámoslo a cualquier costo.

El Padre Michael Scanlan, T.O.R. es un sacerdote de la Tercera Orden Regular franciscana. Es el consejero de la Universidad Franciscana de Steubenville, Ohio, y autor del libro ¿Qué quiere Dios?, publicado por la Franciscan University Press.

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