17 preguntas sobre las vocaciones de la iglesia

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¿La oración es siempre fácil para ti? ¿Cómo se ingresa a una comunidad religiosa? ¿Qué pasa si te enamoras? Encuentra las respuestas aquí para estas y muchas otras preguntas que puedas tener sobre la vida religiosa.


Hay mucho para saber acerca de la rica experiencia de la vida religiosa. Infórmate rápidamente sobre las áreas que más te preocupan mientras consideras tu vocación. Verás que las respuestas son esclarecedoras.

1. ¿Qué hacen los sacerdotes, hermanas y hermanos todo el día?

Tal como muchos adultos, pasamos una parte de cada día trabajando. Llamamos ministerio a nuestro trabajo porque el modelo y la motivación para lo que hacemos es Jesús, que pidió que siguiésemos su camino de servicio. Pero no solamente trabajamos. Para vivir de manera saludable y equilibrada tratamos de tener una combinación de oración, ministerio y juego en nuestras vidas, para poder ser ministros efectivos y personas felices.

En el área del trabajo o ministerio, muchos sacerdotes, hermanos y hermanas tienen un trabajo principal, como la enseñanza, el ministerio parroquial, el trabajo social, o trabajo en hospitales—todos los cuales tienen horarios bastante regulares y exigencias previsibles. Nuestro programa diario puede parecer diferente del de un adulto normal. A menudo tenemos reuniones en la noche, y quienes somos sacerdotes o ministros parroquiales habitualmente trabajamos los sábados y los domingos y tomamos un tiempo de descanso durante la semana.

Las exigencias impredecibles también le agregan intensidad a nuestras vidas. Éstas a menudo giran alrededor de cubrir las necesidades de la gente, ya sea de niños en las escuelas, familias que se preparan para celebrar los sacramentos, o de los enfermos, los ancianos, los disgustados, los lastimados, los hambrientos o los presos. Intentamos compartir nuestras vidas con los demás y revelar a Cristo en todo lo que hacemos.

Quienes somos miembros de comunidades contemplativas (comunidades dedicadas a la oración) también llenamos nuestros días con una combinación de trabajo, oración, y recreación. La diferencia es que nosotros dedicamos mucho de nuestro tiempo a la oración. A veces cultivamos nuestros propios alimentos y hacemos trabajos que producen ingresos, como hornear las hostias que se usan en la Misa, hacer quesos o dulces, o realizar artes plásticas y artesanías. Nuestra oración generalmente está integrada por la Misa, la oración en silencio (llamada contemplación), la lectura, y el rezo de la Liturgia de las Horas, basada en los salmos (una antigua práctica de rezar los salmos juntos en horarios regulares a lo largo del día.)

2. ¿Cuán importante es la oración en tu vida?

Porque hemos escogido un modo de vida que dice que Dios es lo más importante, la oración es esencial en nuestras vidas. Piensa en ella como un profundo nivel de comunicación con Dios, similar al tipo de comunicación que tiene lugar entre dos personas cualquiera que se aman mutuamente. Nuestra relación con Dios crece y se profundiza con la oración.

Dado que la oración es importante, muchos sacerdotes, hermanas y hermanos pasan alrededor de dos horas diarias rezando. Parte de ese tiempo rezamos con otros en la Misa. También rezamos otras oraciones formales como la Liturgia de las Horas o el Rosario, o pasamos tiempo con los demás leyendo y reflexionando sobre lecturas de la Biblia de manera menos formal. Parte del tiempo también oramos en soledad, tal vez leyendo o simplemente estando en silencio con Dios. Uno de los efectos positivos de la oración, bajo cualquier forma que adopte, es mantenernos conscientes de la actividad de Dios en las personas, acontecimientos, y circunstancias de la vida diaria.

3. ¿La oración es siempre fácil para ti?

¡No siempre! Aun quienes estamos en la vida contemplativa—cuyo ministerio es la oración—atravesamos períodos áridos en los que nuestro tiempo de oración parece apagado o anodino. A medida que crecemos en nuestra experiencia de oración aprendemos a adaptarnos a estos cambios. A menudo dependemos del apoyo de nuestras comunidades o de la ayuda de un consejero espiritual (que sirve como guía) para que nos aliente a seguir rezando durante los tiempos difíciles. Los que somos sacerdotes parroquiales tenemos nuestras comunidades parroquiales y nuestros compañeros sacerdotes para que nos guíen hacia la oración aun cuando preferiríamos no tomarnos el trabajo. Tratamos de ser devotos aun cuando no tengamos ganas.

4. ¿Cuál es la diferencia entre un sacerdote diocesano y un sacerdote religioso?

Un sacerdote diocesano normalmente sirve a la iglesia dentro de un área geográfica llamada diócesis. Habitualmente sirve a la gente como sacerdote parroquial, pero también puede estar involucrado en muchas otras formas de ministerio, como la enseñanza, el ministerio en hospitales, ministerio en campus educativos, o ministerio en prisiones.

Un sacerdote religioso es un miembro de una congregación religiosa cuyo ministerio va más allá de los límites geográficos de cualquier diócesis. Un sacerdote religioso busca vivir una vida de pobreza, castidad, y obediencia dentro de una comunidad de hombres. La comunidad comparte una visión y espiritualidad comunes y a menudo pone el énfasis en una clase particular de ministerio.

5. ¿Cuál es la diferencia entre un hermano y un sacerdote?

Un hermano se compromete con Cristo mediante los votos de pobreza, castidad, y obediencia. Habitualmente vive en una comunidad religiosa y trabaja en un ministerio que se adapta a sus talentos y dones. Un hermano podría ser un maestro, un electricista, un cocinero, un abogado, un técnico, un ministro parroquial, o un artista. Trata de vivir su fe al ser un “hermano” para los demás.

Un sacerdote es ordenado para una función específica como ministro de los sacramentos. Celebra la Eucaristía y es testigo de matrimonios, bautiza bebés y adultos, y trae la presencia sanadora de Dios a la gente a través de los sacramentos de la Penitencia y la Unción de los Enfermos. Está también involucrado en otros trabajos diversos—la mayor parte de las veces relacionados con la parroquia—pero la vida sacramental es su ministerio especial.

6. ¿Cuál es la diferencia entre una hermana y una monja?

Aunque la gente usa estos términos de manera indistinta, una hermana es una mujer que pertenece a una orden religiosa apostólica, o activa, que está dedicada a un ministerio, como la educación, la justicia, el cuidado de la salud, el trabajo parroquial, la promoción, o el servicio social. Por contraste, una monja es una hermana que pertenece a un monasterio contemplativo, donde la mayor parte de su día está dedicada a la oración para el bien del mundo. Las monjas contemplativas son usualmente de clausura, es decir, raras veces dejan la sede del monasterio.

7. ¿En qué se diferencian las órdenes religiosas unas de otras?

Cada orden o congregación religiosa tiene un carisma—un don entregado para el servicio de la iglesia. Su carisma puede ser la enseñanza, la oración, o la sanación, por ejemplo. Les ayuda a alcanzar la misión de la comunidad y enfocar sus ministerios.

Muchas congregaciones son afines o tienen ministerios similares, pero cada una es diferente en uno u otro aspecto. En ocasiones puede ser simplemente una cuestión de geografía. Muchos grupos de hombres y mujeres religiosos fueron fundados con objetivos similares y al mismo tiempo pero en diferentes lugares.

Las comunidades religiosas formadas para cumplir con necesidades específicas de los tiempos, ya sea para servir a los enfermos durante la Peste, educar a los niños en territorios de frontera, u orar por la conversión de corazones insensibles. Hoy en día siguen formándose nuevas comunidades en respuesta al llamado de Dios a hombres y mujeres, hacia formas particulares de espiritualidad, comunidad, y misión.

8. ¿Cuánto tiempo se tarda en llegar a ser sacerdote?

Generalmente lleva cuatro años de escuela, seguidos de cinco a seis años más de estudio en seminario. Un seminario es un colegio o universidad administrado por una diócesis o comunidad religiosa Católica para educar y preparar hombres para ser sacerdotes diocesanos o religiosos, respectivamente.

9. ¿Cómo puedo ingresar a una comunidad religiosa?

El proceso de ingresar a una comunidad religiosa realmente lleva algún tiempo e implica varias etapas. Mientras éste varía de comunidad a comunidad en nombre, tiempo, y formato, las etapas básicas incluyen:

Contacto: Una persona de edad de escuela secundaria o mayor que está interesada en la vida religiosa pero todavía está buscando responder a la pregunta “¿Qué quiere Dios de mi?” puede ingresar a un programa con una comunidad religiosa. Estos programas habitualmente son muy flexibles. La persona puede reunirse mensualmente con un sacerdote, hermano, o hermana y compartir experiencias de oración y vida comunitaria. Otros pueden tomar parte de un programa de “ven a ver” para visitar una comunidad y experimentar su modo de vida. [Para ver un listado actual de oportunidades de discernimiento, ve a vocationnetwork.org/events.]

Candidato: Este período permite al candidato (a veces llamado “postulante”) observar y participar de la vida religiosa desde el interior. Él o ella debe mostrar su interés y hacer que la comunidad esté de acuerdo en aceptarlo como persona en proceso de ingresar. El candidato vive dentro de la comunidad mientras continúa con su educación o experiencia de trabajo. Este período permite al candidato observar y participar de la vida religiosa. También permite a la comunidad ver si el candidato demuestra posibilidades para vivir la vida de la comunidad. Una persona puede ser candidata por uno o dos años.

Novicio: El noviciado es la siguiente etapa de la formación. Este es un período especial de uno o dos años que marca un ingreso más oficial en una comunidad. Los novicios pasan tiempo en estudio y oración para aprender más sobre sí mismos, la comunidad, y su relación con Jesús. Al finalizar el noviciado, los novicios se preparan para los votos temporarios.

Votos: Pueden tomarse las promesas de pobreza, castidad, y obediencia por uno, dos, o tres años, dependiendo de la decisión del individuo. Estas promesas son renovables por hasta nueve años. Tan pronto como tres años después de hacer votos temporarios, una persona puede hacer la promesa de vivir los votos para toda la vida.

Un hombre que estudia para el sacerdocio religioso también debe someterse a capacitación en un seminario. Durante este tiempo estudia teología, las escrituras, enseñanzas de la iglesia, y las competencias que va a necesitar para ser un sacerdote.

10. ¿Qué votos hacen los sacerdotes, hermanos y hermanas?

Los hermanos, hermanas, y sacerdotes de comunidades religiosas hacen tres votos, y algunas congregaciones hacen otros votos también. Los tres votos más comunes son:

Pobreza. Compartimos nuestros bienes en común, llevamos una vida simple y comprendemos que dependemos de Dios.

Castidad. Elegimos amar y servir a Dios y a todo el pueblo de Dios, por encima de amar a una persona exclusivamente en matrimonio. Ofrecemos nuestra castidad como testigo y testimonio del amor de Dios.

Obediencia. Vivimos en comunidad y tratamos de escuchar y seguir la voluntad de Dios tomando parte en la vida, las metas, las esperanzas y el trabajo de la comunidad.

Los sacerdotes diocesanos hacen promesas de castidad y obediencia a su obispo. No hacen voto de pobreza, pero sí tratan de vivir de manera simple para servir al pueblo de Dios.

11. ¿Pueden los sacerdotes, hermanos y hermanas estar de novios?

No, no pueden, porque estar de novios supone pensar en el matrimonio, y como célibes no pensamos en casarnos. No obstante, deseamos y necesitamos mucho tener amistades, y tenemos amigos de los dos sexos.

12. ¿Alguna vez se sienten atraídos a otros de manera romántica?

¡Por supuesto! Aun experimentamos las necesidades, sentimientos y deseos humanos normales. Como personas célibes elegimos canalizar estos sentimientos—nuestras energías sexuales—hacia otras direcciones saludables. Trabajamos para mantenernos fieles a nuestro voto de castidad a través de la oración, la cercanía con Jesús, las buenas amistades, y el sano ejercicio físico.

13. ¿Qué pasa si me enamoro?

Esto sucede. La responsabilidad básica en semejante situación es conservar el compromiso original que existe y hemos hecho—que es vivir como hermana, hermano, o sacerdote. Intentamos desarrollar la relación dentro de los límites y responsabilidades de nuestro compromiso con el celibato.

Todos los Cristianos eventualmente se enfrentan con dolor y dificultad en sus vidas. No siempre es fácil ser un cónyuge fiel, un religioso fiel, o una persona soltera con integridad. Lidiar con un desafío como ese puede hacernos más fuertes que nunca en nuestra vocación, cualquiera sea ella.

14. ¿Tengo que ser virgen para ser un hermano, hermana, o sacerdote?

La actividad sexual pasada en sí misma no impide que alguien llegue a ser un hermano, hermana, o sacerdote. La vida pasada de una persona no es la cuestión principal. Si así fuese, los hombres y mujeres que alguna vez estuvieron casados no podrían llegar a ser sacerdotes, hermanos o hermanas (y sí pueden). El asunto es si una persona está dispuesta y puede ahora vivir y amar como célibe al servicio de los demás. Algunos de los grandes santos—San Agustín y San Francisco de Asís por ejemplo—hicieron otras elecciones antes de volverse hacia la vida religiosa.

15. ¿Puedo ingresar a una comunidad religiosa si me identifico como diferente de un heterosexual?

La cuestión principal es tu capacidad para vivir una vida casta de una manera saludable, alegre y productiva. Las comunidades religiosas quieren que los miembros que ingresan sean maduros y lo que los psicólogos llaman “sexualmente integrados.” La mayoría de las comunidades desean que sus miembros acepten y asuman su identidad sexual y orientación como base para vivir el voto de castidad.

16. ¿Puedo ser sacerdote, hermana, o hermano si tengo deudas personales?

Generalmente las diócesis y congregaciones religiosas requieren que los postulantes resuelvan sus deudas u obligaciones personales antes de ingresar a un programa de formación. Muchas, no obstante, hacen excepciones para los préstamos de estudiantes y tendrán políticas específicas en cuanto a un plan de pagos razonable y justo. Si alguien tiene una historia de gastos excesivos y deudas personales acumuladas, especialmente de tarjetas de crédito, generalmente se le pide que considere seriamente su aptitud para vivir una vida simple propia de una vocación religiosa.

17. ¿Por qué algunas hermanas, hermanos, y sacerdotes visten hábitos religiosos y otros no?

Quienes vestimos hábitos o alzacuellos lo hacemos por diversas razones. Una es que las vestimentas religiosas son una señal que se puede reconocer al instante como un símbolo de fe en Dios y compromiso con el Cristianismo. Otro motivo frecuente es que las vestimentas religiosas son ropa sencilla y por lo tanto una manera de vivir el voto de pobreza. Una hermana, hermano, o sacerdote que lleva atuendo religioso puede tener algunos cambios de ropa y liberarse del gasto en un guardarropa más actual.

Algunos llevamos ropa de calle, prefiriendo hacer que nuestro estilo de vida, más que nuestra vestimenta, sea nuestro principal signo exterior de fe. Algunos sentimos que la vestimenta religiosa crea una barrera entre nosotros y los demás. Por otra parte, quienes han dejado de vestir hábitos dicen a menudo que el motivo original para usarlos era llevar la vestimenta de la gente común, y que la ropa de calle es ahora la vestimenta de la gente común.

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